Desde Toledo a Madrid (eBook)
142 Seiten
Linkgua (Verlag)
978-84-9897-176-7 (ISBN)
Tirso de Molina (Madrid, 1584-Almazán, 1648). España. Su verdadero nombre fue Gabriel Téllez, y nació hacia 1580-84 en Madrid. Su ascendencia no está documentada, y se ha especulado (con poca solidez) sobre la posibilidad de que fuera hijo ilegítimo del duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, uno de los personajes más influyentes en la vida pública del momento. También se cree que sus padres debieron ser sirvientes de los condes de Molina, cuyo apellido adoptaría más tarde Gabriel al ordenarse monje como fray Tirso de Molina. Tras realizar estudios en la Universidad de Alcalá de Henares, donde debió conocer a Lope de Vega, Tirso de Molina ingresó en el convento de la orden de la Merced de Guadalajara, en noviembre de 1600, y tomó los hábitos dos meses y medio después, en el monasterio de San Antolín, en la misma ciudad. En 1606 se ordenó sacerdote en Toledo, donde estudió artes y teología. Desde Toledo haría diversos viajes por la Península (Galicia, Salamanca, Lisboa y otras ciudades), con una estancia de dos años (1614-15) en el monasterio de Estercuel, en Aragón. También estuvo en América, y más concretamente en Santo Domingo, entre 1616 y 1618, experiencia que reflejaría en algunas obras. A su regreso, instalado en Madrid, fueron apareciendo sus comedias profanas, mal recibidas por las autoridades eclesiásticas y políticas, que lo apartaron primero a Sevilla y, años después (1625), a Cuenca. Tirso de Molina, que había empezado a divulgar sus obras de teatro hacia 1605 o antes, hubo de esquivar críticas políticas y religiosas respecto a la ligereza y supuesta inmoralidad de muchas de ellas (sobre todo, las sátiras y las comedias), lo que lo obligó a escribir gran parte de sus textos en el anonimato, cosa que hizo tanto en sus encierros de Sevilla y Cuenca. La reclusión en Cuenca se levantó hacia 1626, pasando después a ostentar diversos cargos eclesiásticos en Trujillo, Madrid, Toledo y Cataluña. Durante la estancia de Tirso en Cataluña, al mismo tiempo que escribía su obra literaria, redactó la crónica de su orden, Historia general de la orden de la Merced. Dicho texto le valió que el papa Urbano VIII le concediera el grado de maestro y cronista general de su orden en 1639, pero nuevos enfrentamientos con miembros mercedarios lo condujeron a un nuevo retiro a Cuenca al año siguiente, de donde sólo saldrá, en 1645, con la encomienda del convento mercedario de Soria, retiro en el que pasará sus últimos años. Tirso de Molina murió en la localidad soriana de Almazán en 1648.
Tirso de Molina (Madrid, 1584-Almazán, 1648). España. Su verdadero nombre fue Gabriel Téllez, y nació hacia 1580-84 en Madrid. Su ascendencia no está documentada, y se ha especulado (con poca solidez) sobre la posibilidad de que fuera hijo ilegítimo del duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, uno de los personajes más influyentes en la vida pública del momento. También se cree que sus padres debieron ser sirvientes de los condes de Molina, cuyo apellido adoptaría más tarde Gabriel al ordenarse monje como fray Tirso de Molina. Tras realizar estudios en la Universidad de Alcalá de Henares, donde debió conocer a Lope de Vega, Tirso de Molina ingresó en el convento de la orden de la Merced de Guadalajara, en noviembre de 1600, y tomó los hábitos dos meses y medio después, en el monasterio de San Antolín, en la misma ciudad. En 1606 se ordenó sacerdote en Toledo, donde estudió artes y teología. Desde Toledo haría diversos viajes por la Península (Galicia, Salamanca, Lisboa y otras ciudades), con una estancia de dos años (1614-15) en el monasterio de Estercuel, en Aragón. También estuvo en América, y más concretamente en Santo Domingo, entre 1616 y 1618, experiencia que reflejaría en algunas obras. A su regreso, instalado en Madrid, fueron apareciendo sus comedias profanas, mal recibidas por las autoridades eclesiásticas y políticas, que lo apartaron primero a Sevilla y, años después (1625), a Cuenca. Tirso de Molina, que había empezado a divulgar sus obras de teatro hacia 1605 o antes, hubo de esquivar críticas políticas y religiosas respecto a la ligereza y supuesta inmoralidad de muchas de ellas (sobre todo, las sátiras y las comedias), lo que lo obligó a escribir gran parte de sus textos en el anonimato, cosa que hizo tanto en sus encierros de Sevilla y Cuenca. La reclusión en Cuenca se levantó hacia 1626, pasando después a ostentar diversos cargos eclesiásticos en Trujillo, Madrid, Toledo y Cataluña. Durante la estancia de Tirso en Cataluña, al mismo tiempo que escribía su obra literaria, redactó la crónica de su orden, Historia general de la orden de la Merced. Dicho texto le valió que el papa Urbano VIII le concediera el grado de maestro y cronista general de su orden en 1639, pero nuevos enfrentamientos con miembros mercedarios lo condujeron a un nuevo retiro a Cuenca al año siguiente, de donde sólo saldrá, en 1645, con la encomienda del convento mercedario de Soria, retiro en el que pasará sus últimos años. Tirso de Molina murió en la localidad soriana de Almazán en 1648.
Jornada segunda
(Suena dentro ruido de coche. Don Alonso, doña Mayor, Medrano, dentro.)
Alonso Para, para.
MayorMedrano,
¿estáis sordo? Parad el coche, hermano,
que voy muerta.
Medrano ¡La flema!
Dalas, muchacho, pues el Sol no quema,
que ya se ve Cabañas.
MayorSeñores, ¿quieren que eche las entrañas?
Parad, o arrojaréme
del coche.
Alonso Parad; ¡hola!
MedranoPararéme,
con treinta diablos; ea,
no malpara. ¡Qué presto se marea
la dama! Yo la digo
que tomara en Madrid este castigo;
que hay hembra que una noche
no se acostó, por sólo andar en coche.
(Salen don Alonso, doña Mayor y Medrano.)
Mayor¡Jesús!¡cuál vengo! El alma
traigo en los dientes.
MedranoÉchela en la palma.
¡Gentiles damerías!
Legua y media han andado. Ésta es Olías;
éstas sus ventas llenas
de palominos, vaca y berenjenas.
A este andar, llegaremos
en dos años. Marina, remojemos.
(Vase.)
Mayor¡Que sólo hemos andado
legua y media no más?¿Hay tal enfado?
No imaginé yo que era
tan largo el mundo.
AlonsoPonte en la litera,
si te hace mal el coche,
y lleguemos a Illescas esta noche.
Mayor¡Litera, ni por pienso!
¿Turibulada yo sin ser incienso,
y entre dos machos feos,
sujeta a descorteses bamboleos?
No, padre, no me agrada;
descanse en ella tu dolor de ijada;
que será cosa esquiva
querer que vaya en tumba, estando viva.
Alonso¡Oh, qué melindres tienes!
Mayor, repara que a casarte vienes;
olvida niñerías,
y logra seso, como logras días.
MayorPues si perdida vengo,
¿qué he de hacer? Desde luego te prevengo
que no será posible
pasar de aquí, si tu vejez terrible
no quiere que me muera,
yendo a Madrid en coche o en litera.
Dejemos la jornada,
o a Toledo volvamos si te agrada;
pues es mejor dar vuelta,
que entre polvo y calor morir envuelta,
dentro de un calabozo
portátil, para ver de mí mal gozo.
Yo no quiero casarme,
si primero pretendes enterrarme.
Méteme en un convento
y no en un coche, estrecho monumento,
pues cuando en él me vea,
aunque cause tristeza, no marea.
(Salen don Luis y doña Elena.)
Luis Pues, esposa querida...
Elena¿Qué aguardamos, Mayor?
Mayor Estoy perdida.
Señor don Luis, advierta
que he de llegar, si voy en coche, muerta.
No estoy acostumbrada
a un balanzo tras otro. La jornada
es larga; si procura
mi salud, o me den cabalgadura
con sillón, o en Olías
nos desposemos.
LuisDichas fueran mías
el acortar los plazos
que ha de lograr mi amor en vuestros brazos.
Poco hay de aquí a Cabañas.
MayorMenos hay de la boca a las entrañas.
Señores, yo no puedo
conmigo más; o vuélvanme a Toledo
o llévenme de suerte
que, en vez de bodas, no lloren mi muerte.
ElenaAlquilen un jumento;
irá mi prima en él más a contento;
pues aquí es fácil cosa
hallar jamúas.
Mayor ¡Invención airosa
será, por vida mía,
que entremos en Madrid al mediodía,
en coche el desposado
y la novia en jumento angarillado,
dando a risas motivo
ir yo galanteándole el estribo!
AlonsoPues ¿qué traza daremos
para que tus melindres contentemos?
Mayor¿No van cuatro criados
a mula, a su placer acomodados?
Escojan la más mansa,
pues la litera angustia, el coche cansa;
que, habiendo aquí herederos,
que en Toledo son casi caballeros,
si diligencia pones,
no faltarán jamúas o sillones.
Búsquenme una emprestada,
o si no, demos fin a la jornada.
Luis Si sólo estriba en eso,
démosla gusto.
(Salen don Baltasar, de mozo de camino, Medrano, y Casilda.)
BaltasarBonda pan y queso
para beber un trago.
MedranoBerrico, ¿no coméis?
BaltasarNunca me pago
de manjar que se asienta
en las tripas; con pollos pago cuenta.
Mis amos, pues ¿qué [es] esto?
¿Ya se han cansado? Vamos de aquí presto,
que es de noche.
AlonsoNo quiere
ir en coche Mayor.
Baltasar¿No? Pues espere;
la mula que yo llevo
anda como una dama.
Alonso Es de mancebo,
que llaman de camino.
Buena será.
Baltasar A mi cuenta no hay pollino
que ande más manso y llano.
[...]
Si gusta de ir en ella,
busquen unas jamúas que ponella.
MayorMancebo acomodado
sois para vos.
Baltasar De cinco que me han dado,
un coche y la litera,
escogí la mejor y más ligera;
que todo sobrestante
ha de mirar por sí, Cristo delante.
Luis Alto, pues nos la ofrece,
busquemos, entretanto que anochece,
vendidas o emprestadas
jamúas o sillón en las posadas.
AlonsoDeudos tengo en Olías;
Gonzalo de Aguilera o Juan de Frías
podrán acomodarnos
de todo, aunque sospecho han de estorbarnos
esta noche el camino.
Cumplámosla este antojo u desatino.
Luis Vamos a hablarlos luego.
Alonso¡Libréme Dios de tu desasosiego!
(Vanse don Alonso, don Luis y Medrano.)
ElenaLlegaremos de noche.
MayorNo es mi estómago, prima, para coche.
Mas vos, ¿de qué manera
habéis de caminar?
Baltasar ¿Yo? A la ligera.
Yendo a su lado, quiero
servirla al pie de su palafrenero.
Ya que nos detenemos,
señora doña Elena, merendemos;
vaca hay salpimentada,
palominos fïambres y ensalada.
Elena¡Vaya!¿No vienes, prima?
MayorNo estoy para comer, antes me anima
el fresco que aquí corre.
Tráiganme en que me asiente.
(Don Baltasar entra en la venta y saca una silla de costillas.)
Casilda¡Brava torre
empina nuestro Olías!
BaltasarDe costillas es ésta.
Casilda¡Y de hartos días!
Elena¿No entra el señor Berrío
a merendar?
Baltasar Ya yo he bebido frío.
Elena¿De nieve?
Baltasar Lo del pozo
suple esta falta.
Elena ¡Qué alentado mozo!
(Vanse doña Elena y Casilda.)
MayorPues, señor don Baltasar,
¿qué es esto?
BaltasarLograr venturas,
que en desdichados son cortas
y largas penas anuncian;
añadir nuevos cuidados
a los primeros que buscan
por donde se libre una alma
que más se enreda y anuda;
alargar lo más que puedo
la vida, si no la cura,
de una voluntad doliente,
en vísperas de difunta;
cumplir órdenes severas,
pues vuestras crueldades gustan
que os salga al...
Erscheint lt. Verlag | 31.8.2010 |
---|---|
Reihe/Serie | Teatro | Teatro |
Verlagsort | Barcelona |
Sprache | spanisch |
Themenwelt | Literatur ► Lyrik / Dramatik ► Dramatik / Theater |
Sachbuch/Ratgeber ► Freizeit / Hobby ► Sammeln / Sammlerkataloge | |
Schlagworte | España • linkgua • Siglo de Oro • teatro |
ISBN-10 | 84-9897-176-4 / 8498971764 |
ISBN-13 | 978-84-9897-176-7 / 9788498971767 |
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