Rey desnudo y chico muerto -  Iñigo Cobo

Rey desnudo y chico muerto (eBook)

(Autor)

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2024 | 1. Auflage
90 Seiten
Kabo & Bero Ediciones (Verlag)
978-84-128078-3-7 (ISBN)
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58 segundos son los que transcurren en este texto teatral. Un móvil graba cómo, una madrugada veraniega en el parque bilbaíno de Doña Casilda, Jon y Xabier se lían. Menos de un minuto donde rechazo y odio, con una buena dosis de prejuicios, se cruzan recordándonos otros momentos reales del pasado que Rey desnudo y chico muerto describe. Un emperador adolescente en la Roma clásica, un futuro rey enamorado en la antigua Prusia o un joven turista seropositivo en el Japón de los ochenta también experimentaron cómo sexo y acoso se hacían virales, en contextos sin tecnología. Es una invitación para abrazar el presente como parte del pasado y como construcción del futuro. 58 segundos de unión entre personas anónimas y personajes históricos que ponen a prueba nuestra empatía.

Cineasta, dramaturgo y co-fundador del Santurzine Festival de Santurtzi. En su concepción escénica conecta con los detalles de la cotidianidad, explorando temas como la identidad cultural o la inclusión social. Desde las influencias que se generan de forma intergeneracional, aúna su pasión por el mundo audiovisual y por el educativo, bases tanto de su formación como de su producción.

EXORDIO - Taiyōzoku3

El público ya está donde debe estar. Escuchamos una melodía distorsionada, la radio lejana de un coche aparcado a varios metros, murmullos de las vidas de otros y los sonidos de un balcón distante. Es el susurro del todo, aislado por las paredes de un teatro oscuro.

Una tenue luz nos permite atisbar los contornos de las figuras que presiden el escenario.

Desde el centro mismo del escenario un fogonazo directo, absoluto, cegador y frontal avasalla el patio de butacas. Nos llega rápido y nos quema la mirada, como si “el sol” lanzara al espectador un disparo mudo, efectivo, como un aviso desesperado de lo que está por llegar.

Seguimos sin escuchar nada y, si lo hacemos, es el exacto sonido de la nada: nada más que naturaleza, nada más que coches lejanos, nada más que pensamientos al borde de una orilla, nada más que el silencio que une a dos personas.

(Del patio de butacas, Alguien se levanta. Interpela a su alrededor. Lo hace con curiosidad. Con atrevimiento.)

Giulianna: No puedo evitar miraros… y preguntarme… quién morirá primero. De todos ustedes, quién, cuándo y cómo. (Pausa.) Ser el primero es un honor. Anticiparlo, un privilegio. Lo siento, no quiero generar incomodidad. Me llamo Giulianna y nací muerta. Como ustedes: yo nací muerta. Es increíble cómo en una frase de solo tres palabras pueden agruparse las tres únicas certezas de una vida.

(Giulianna tiene la certeza de saberse hablando desde su propia verdad.)

Giulianna: (Repite.) Yo nací muerta. Yo... (Se señala a sí misma.) Nací... muerta. (Pausa. Ríe, se siente ligera.) Nacer es morir. (Busca validación a su alrededor.) Nada más salir al mundo, sabrás que una cosa llevará irremediablemente a la otra. Disculpad, si podéis, o si queréis: no tengo ánimo de enrarecer el ambiente. Lo siento, pero vivo obsesionada con la muerte. Desde hace varios años, me gusta ir a sitios públicos, más o menos, y observar a la gente. Me gusta mirar sus caras y, la verdad es que, me da igual si los incomodo. Sé que en el fondo solamente tendrán que pasar unas horas hasta que se hayan olvidado, os hayáis olvidado por completo, de que había una extraña mirándoos fijamente.

(Entran dos personas a escena. Y son esas dos personas las que, en ese mismo mutismo, se miran y se recuestan en el suelo. En un contraluz agresivo, únicamente vemos sus perfiles. Perfiles jóvenes. Perfiles bellos: Jon y Xabier. A secas. Los separan, a saber, dos metros o tres. Detrás de ellos, una barricada de objetos se amontona formando una gran estructura. El rayo de luz brota a través de cosas que han transitado en el tiempo y que nada tienen que ver entre ellas: candelabros, sillas de colegio, sombreros, riñoneras, ordenadores y lienzos, peluches de Lilo & Stitch y una montaña bestia de objetos sin dueño, a cada cual más anacrónico, más fuera de lugar.)

Giulianna: Algunos me habréis visto por Casco Viejo, en la Gran Vía o por los pasillos de El Corte Inglés, en la última planta, donde están las zapatillas de deporte y los viajes a Malta. Es fantástico. En esos lugares siempre puedes encontrar mucha gente a la que observar y sobre la que pensar. (Hace una pausa.) Pero, sobre todo, me gustan los teatros. En un teatro siempre hay gente dispuesta a escuchar, a hacer memoria. A veces me levanto y hablo, como hoy; otras, simplemente miro en silencio. Miro. Miro fijamente. Insisto: no quiero incomodarles, solo recordarles que… (Mira a un espectador en especial.) [...]

(De otro extremo, aparece otra voz. Christian entra por un lateral.)

Christian: [...] tienen que pasar seis mil millones de cosas o más, para que dos personas crucen sus miradas una primera vez; y otras seis mil millones de cosas o más, para que sean esas dos mismas personas quienes crucen sus miradas una última vez antes de morir. (Cogiendo aire, meditando y pensando en lo apropiado de sus palabras.)

Haizea: (Accede por otra entrada del teatro.) No sé si se entiende, pero [...]

Giulianna: [...] vivo obsesionada con la muerte.

Haizea: Giulianna Ibarluzea nace en Miranda de Ebro el 29 de julio de 1996. El día de su décimo cumpleaños, de camino a una merendola con sus compañeras de clase, una mujer sufre un infarto en la Calle Arenal y ella lo ve. Las bolsas caen y de pronto, repartidas por el suelo, hay mandarinas, pimientos verdes, petit suisses, guisantes congelados, papel higiénico, solomillitos de cerdo y… un cadáver. Los paseantes miran primero la escena y después a esa mujer anónima, desplomada y sola. [...]

Christian: [...] La miran, pero tardan casi dos minutos en verla. [...]

Haizea: [...] Una enorme sandía llega hasta el pie de la Giulianna de 2006 [...]

Giulianna: [...] y lo primero que me pregunto es: «¿qué harán con toda esta comida? ¿Ya no vale o qué? ¿Lo despacharán en un contenedor [...]

Haizea: [...] o se unirá a su patrimonio a su herencia? ¿Irá a parar a su familia? [...]

Christian: [...] ¿Tiene familia? ¿O volverán a colocar esta fruta en las estanterías del alcampo como si nada hubiese ocurrido?

Giulianna: ¿Ahora qué hago? ¿Sigo de camino a mi propio cumpleaños con mis amigas, y como cheetos, ruffles y nocilla mientras me cantan [...]

Haizea: [...] “feliz cumpleaños”?»

Giulianna: (Seca y directa.) Muchas preguntas.

Haizea: ¿Pero qué pasará con esa puta sandía? «Non dire puttana», dice su madre, que es italiana.

Giulianna: Demasiadas putas preguntas. ¿Qué hace una muerta con todo aquello que ha comprado? ¿Con todo aquello que tiene y que jamás podrá disfrutar?

Haizea: Giulianna Ibarluzea, que tiene diez años, nombre italiano, apellido vasco y nació en Burgos, piensa en [...]

Giulianna: [...] qué pasará con todas mis cosas cuando yo haya muerto, [...]

Haizea: [...] y desde aquel día, no come sandías ni compra en el alcampo [...]

Giulianna: [...] pero, sobre todo, vivo obsesionada con la muerte.

Christian: Tienen que pasar seis mil millones de cosas o más [...]

Giulianna: [...] para que dos personas crucen su mirada por primera vez, [...]

(Giulianna empieza a descender por el patio de butacas, mientras mira al público. En ese instante, los dos chicos se acercan entre sí, progresivamente.)

Christian: [...] y cada vez que Giulianna Ibarluzea mira a un grupo grande de gente, piensa en [...]

Giulianna: [...] quién morirá primero. De todos ustedes, quién será el primero en hacerlo. ¿En una semana? ¿En un mes? ¿Mañana mismo? ¿O esta misma noche? [...]

Christian: ¿Es mejor saberlo o dejarlo estar?

Haizea: ¿Es mejor pensarlo o ignorarlo?

Giulianna: [...] Así que, cada vez que estos pensamientos cruzan mi mente, intento retroceder. Procuro darle otro significado a mi obsesión, decido dejar de vivir obsesionada con la muerte –¿decidir equivale a conseguir?–, reculo y me digo: vivo obsesionada con… Pienso que es mejor obsesionarse con cualquier otra cosa, como la meteorología, TikTok o la repostería pero ¡bueno!, tal vez no. Entonces sigo yendo hacia atrás: vivo obsesionada. ¿Se puede vivir obsesionada, a secas? Sigo reculando y pienso: vivo. Vivo y punto. Y si la obsesión es vivir, o si es mejor vivir sin obsesiones, vivir y ya está, vivir en plenitud, sin pretensiones... ¿qué pasa acaso con quienes no te dejan vivir? Deseo poder darle la vuelta a todo y que, cuando llegue el momento, pueda decir: «he muerto obsesionada con la vida». Que el tránsito inverso de la muerte hasta la vida, haya sido el camino que yo necesitaba recorrer. (Se enmaraña en su propio discurso. Se agota, casi, pero lo vomita todo, satisfecha.)

(La luz se atenúa.)

Christian: Nacer es morir, pero ese “es” [...]

Giulianna: [...] ¿es todo lo que hay entre medias?

(Xabier y Jon se levantan de manera gradual, sin prisas.)

Giulianna: En italiano, que es la lengua de mi madre pero no mi lengua materna, la “s” sirve para contrariar y para negar. Si pones una “s” delante de una palabra, la anulas.

Jon: Sfortunatamente: des-afortunadamente.

Xabier: Scoraggiante: des-corazonador.

(Como en una plaza de toros, chico y chico se estudian mutuamente.)

Jon: (Hace una reverencia al chico que tiene delante.) ¿Xabier, no?

Xabier: (Juguetea con un skate que tiene entre las manos.) Sí.

Jon: Jon.

Xabier: Lo sé.

Jon: Lo raro es no saberlo.

(Ambos marcan especialmente la “s” y la “x” que pronuncian. Se miran. A su alrededor, el mundo sigue en movimiento.)

Giulianna: Para mí, las letras son...

Erscheint lt. Verlag 12.4.2024
Sprache spanisch
Themenwelt Literatur Lyrik / Dramatik Dramatik / Theater
ISBN-10 84-128078-3-9 / 8412807839
ISBN-13 978-84-128078-3-7 / 9788412807837
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