Su mensaje

El mensaje que Falco Tarassaco ha dejado, a través de los cuarenta años de enseñanzas, está dirigido a todas las mujeres y a todos los hombres que desean hacer de su vida una experiencia de búsqueda de la felicidad. “Búsqueda”, porque la vida es una escuela, desde los cero a los cien años, y no puede transcurrir un día sin que aprendamos algo que antes no sabíamos, no puede haber una experiencia en la que no encontremos una enseñanza, no puede haber una routine en la que no tratemos de aplicar algo nuevo cada día.

“Felicidad”, porque cada ser humano tiene el deber de buscarla y el derecho de conseguirla, porque es a través de ella como podemos expresar y ofrecer a los demás lo mejor de nosotros.

Es la felicidad el reino natural del ser humano, en su viaje al descubrimiento de la magia de la vida, de uno mismo, de los demás. Aunque dos mil años de historia caracterizada por el dolor nos llevan a menudo a pensar que solo eso posee la fuerza y la dignidad para hacernos crecer y progresar, en realidad son la alegría y la serenidad el terreno en el que crece el plano de nuestra evolución, de nuestra madurez...

Y es nuestro derecho buscar este terreno, crearlo, sin sentimientos de culpa ni moralismos.

Siempre – pero esto, para los buscadores espirituales, es normal pensarlo – no solo respetando los espacios de los demás sino, mejor dicho, tratando de ser un motor para su búsqueda y su bienestar.

El mensaje de Falco traza un camino hacia la libertad espiritual, objetivo fundamental de todo ser humano. Libertad espiritual, según Falco, significa una plena y total conciencia de lo que somos y una profunda participación en las leyes que regulan el universo. Es la expresión del libre albedrío individual y la asunción de la responsabilidad de uno mismo. Es un viaje que pasa por la maduración personal a partir de los talentos personales y de la propia experiencia, y el encuentro con los demás, porque la dimensión comunitaria es el hábitat natural del ser humano. Y requiere el descubrimiento del valor del pensamiento y la educación de las emociones, para llegar al descubrimiento de un nivel de vida diferente al nuestro y complementario: la esfera “divina”, la magia del universo, la energía de la vida.

Desde los primeros años de sus enseñanzas hasta su desaparición, Falco ha invitado a todos los seres humanos a mirar en su interior para descubrir su naturaleza divina, y a través de ella explorar el mundo y la vida. ¿Qué significa “naturaleza divina”? Significa que todo el universo está impregnado de una inteligencia única, coherente, consciente de sí misma, que asume formas y características animales, vegetales, minerales, espirituales, temporales... y que formar parte de esta energía significa formar parte del todo, por lo tanto ser nosotros a su vez divinos. Basta ser conscientes. Es necesario ser conscientes.

Mas divinidad son también aquellas fuerzas naturales y misteriosas, carentes de estructura física, que habitan los espacios de nuestro mundo e influyen en sus funciones, aquellas fuerzas a las cuales las civilizaciones del pasado han dado atributos y características superiores, hasta constituir los panteones que conocemos por los libros de historia, así como aquellos aun hoy venerados. Es fundamental aprender de nuevo a establecer un contacto con estas fuerzas, explica Falco, porque forman parte del ecosistema al que pertenecemos y poseen la llave de nuestra evolución: una búsqueda verdadera no puede sino llevarnos a explorar también su dimensión.

Estamos entrando en una nueva era. El pasaje simbólico del segundo al tercer milenio, de la Era de Piscis a la de Acuario, marca un cambio decisivo en el paradigma de la vida sobre nuestro planeta. La puesta en común, la búsqueda, el amor, la reunión de saberes, la integración y la sensibilidad, son las voces que, declinadas según las culturas y las experiencias de diversos pueblos, pueden conducir a la humanidad que ha sobrevivido los últimos milenios hacia una de más plena consciencia. Para contribuir a afirmar esto, Falco ha usado muchos lenguajes: el lenguaje del esoterismo y del mito, el lenguaje de la especulación filosófica, el lenguaje del misticismo, el lenguaje del arte y el del encanto.

A través de cada uno de ellos, él cuenta su visión del mundo, invitando a quien lo desee a crear su propia visión, sacando elementos de cada uno de sus relatos. Esta complejidad, esta pluralidad en sus enseñanzas es otro elemento fundamental del mensaje de Falco: la espiritualidad no está solo en algunas cosas, en algunos lenguajes, en algunos argumentos. ¡Espiritualidad significa estar en la misma dirección de la vida, saber capturar y atribuir significados a cada acontecimiento y saber vivir de una manera espiritual-artística-creativa (palabras que para Falco son casi sinónimos) cualquier momento de la jornada, desde aquel en el que se reza hasta aquel en el que se canta bajo la ducha! Es la intensidad con la que lo hacemos, vivir cada instante plenamente lo que marca la diferencia entre una vida más y una vida vivida. La característica principal de este mensaje es su amplitud, que abarca numerosos campos de la vida espiritual y de la vida cotidiana, hasta ofrecer una perspectiva completa sobre la existencia. Tanto por las enseñanzas que Falco ha portado como, sobre todo, por su concretización en Damanhur, se extiende a los 360 grados de todos los campos de la vida. La visión de Falco es trascendente y panteísta al mismo tiempo, de celebración y minimalista, laica y devocional, clásica y futurible; ligada al arte y a la tecnología, a la organización y a la creatividad; anárquica y piramidal.

Todo esto – y este es principalmente el motivo que ha atraído a tantas personas que han querido conocerla, y ha producido rechazo a tantas otras que buscaban un refuerzo superficial – da vida a un pensamiento fuertemente caracterizado y reconocible, de gran alcance y legible por todos en función de su preparación y de su sensibilidad; “adaptado a su tiempo”, habría dicho probablemente él, si hubiera querido comentarse a sí mismo.

Falco es un guerrero del espíritu: más allá del gran alcance de los temas que ha portado, de la ligereza con la que tantas veces ha afrontado argumentos importantes y difíciles, recomienda constantemente que sean la sonrisa, la aceptación y la comprensión, el hábito con el cual vistamos el ceño, la fortaleza y el constante impulso a mejorarnos que nos anima. Falco enseña a pensar bien de los demás y a darles siempre otra oportunidad, pero nunca a renunciar o a poner la otra mejilla, algo que dudaba que alguien hubiese realmente dicho alguna vez. Por ello, al relatar el mensaje de Falco hemos elegido articular sus enseñanzas en muchos temas diferentes y después dedicar una última parte del libro a los principales lenguajes usados por él para exponerlos. Nosotros, junto con él, de todo esto, en cuarenta años y más de vida compartida hemos obtenido Damanhur, los Templos de la Humanidad, la Escuela de Meditación, la Sélfica y muchos otros aspectos de un camino de espiritualidad práctica al que hemos dedicado nuestras vidas.

Tú que lees (de ahora en adelante este libro te hablará de tú a tú) podrás recibir inspiraciones para tu camino hacia la libertad espiritual, un camino que puede hacerse de misticismo, de investigación laica, de exploración del ser humano como templo de un espíritu más elevado, de identificación con la naturaleza y sus fuerzas.

El “qué” es relativamente importante, el “cómo” es lo que da el color a lo que hacemos.

“Poner orden” en el mensaje global de Falco es, en cierto modo, contradictorio respecto a como a él le gustaba hablar, que era mezclando argumentos, haciendo de la fragmentación una virtud, invitando a quien le escuchaba a saber hacer veloces saltos de lógica y después saber volver atrás, relacionando los fragmentos del discurso incluso distantes en el tiempo durante su exposición, pero en perfecta coherencia si se ponían en la secuencia correcta.

Buena parte de este estilo se ha mantenido en las siguientes páginas, esa parte integrante del mensaje, que enseña a fundir y “confundir” temas diferentes aparentemente lejanos. Hemos incluido, para ilustrar mejor los capítulos del mensaje de Falco, algunos extractos de sus escritos y de sus discursos. Para ayudarte a sumergirte en esta visión, para fijar dentro de ti los puntos más importantes, al término de cada capítulo hemos incluido también una breve meditación, elegida entre aquellas que los damanhurianos han creado en estos años. Falco también decía que es durante los sueños cuando se producen quizás las meditaciones más importantes; quien sabe si no será la noche la que cree una sintonía mayor entre tú y este libro.

Falco ha soñado con un mundo hecho de buscadores espirituales, entusiastas, sinceros, pragmáticos, capaces de sorprenderse y deseosos de “hacer comunidad”, unidos por el amor por la vida y la disciplina del vivir.

No soñaba con un mundo hecho de muchas otras comunidades iguales a Damanhur, afirmaba que las diferencias y los matices son los mayores recursos de la humanidad. Su mensaje consiste justo en crear muchos matices diferentes que nacen de la práctica personal: a las mujeres y a los hombres de hoy día no les sirven los preceptos y mandamientos dentro de los cuales encauzar una existencia tranquila y recta sino luces encendidas para indicarles cuales son los ámbitos importantes, con los cuales al ponerlos en práctica podamos crecer, serenarnos y hacer bello el mundo.

Cada damanhuriano y, más en general, cada persona que ha sido discípula de Falco,...