En el Corazón del Mundo -  Mario Mantese

En el Corazón del Mundo (eBook)

Autobiografía del Maestro M
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2018 | 1. Auflage
396 Seiten
Books on Demand (Verlag)
978-3-7460-5180-2 (ISBN)
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Mario Mantese fue un músico muy exitoso. Tocó como bajista en la banda americana de funk y soul «Heatwave». En 1978, cuando abandonaba una noche de gala en Londres, un cuchillo alcanzó el centro de su corazón. Antes de que fuese reanimado y su corazón abierto hubiera podido ser operado, estuvo clínicamente muerto varios minutos. Después de casi cinco semanas en coma despertó en un cuerpo totalmente paralizado, ciego y sin poder articular palabra. A pesar de todo ello, al mismo tiempo le fue dada la profunda comprensión de que el hombre sigue viviendo sin el cuerpo y de que en realidad la vida nunca es un acontecimiento sujeto a lo corporal. Comprendió que no existía ni la muerte ni el tiempo. Éste «darse cuenta» produjo en él una resurrección solar, un volver a nacer del Espíritu. Durante más de veinte años ha estado brindando sus vivencias y conocimientos a través de sus libros, Darshans y Encuentros. En el Corazón del mundo. Autobiografía del Maestro «M» Este singular libro es, en el sentido más verdadero de la palabra, un viaje de descubrimiento a mundos internos y recónditos. Lo que ha visto, vivido y experimentado en estos mundos sobrenaturales es fascinante y simplemente incomprensible para la mente humana. Sus contactos con varios maestros y la forma en que se produjeron son intensos y conmovedores, y permiten al lector participar en profundidades de vida inimaginables y en la revelación del impersonal y cósmico Maestro «M». ¡Un libro original y único en el ámbito de la literatura espiritual!

Egipto - Arqueología en la Luz


Desde hacía una semana estaba con mi pareja en Luxor. Varias veces visitamos el imponente Templo de Karnak, durante el día y también por la noche. Caminamos por el pórtico, nos maravillamos ante el obelisco y nos sentamos tranquilamente junto al lago del templo. Escuché atentamente en las esferas, buscando impresiones e imágenes del viejo mundo, pero aquí las voces mágicas se habían acallado.

Apenas habíamos llegado al hotel en Luxor por la noche, una singular emoción se apoderó de mí, un misterioso giro del destino me arrastró consigo. Tenía la fuerte sensación de que tenía que traspasar una misteriosa envoltura para poder levantar el velo que ocultaba el antiguo mundo.

Ya que el templo de Luxor estaba situado cerca de nuestro hotel, muchas de nuestras caminatas nocturnas terminaban en este lugar especial. Pero aquí, la luz mágica ya se había desvanecido hacía mucho tiempo, el Fuego Sagrado que animaba este lugar se había extinguido y los demonios codiciosos y hambrientos de poder que habían morado en estas salas habían desaparecido.

Hacía cincuenta grados de calor, cuando descendimos a las frescas y profundas tumbas en el Valle de los Reyes. A una de ellas, conducía una escalera particularmente larga y muy empinada. Me habían explicado que se trataba de la tumba de un alto sacerdote muy conocido.

Cuando entré en la sala de abajo, donde se encontraba el sarcófago, percibí una sutil y particular vibración. Era como un débil resplandor del antiguo mundo, pero en ese pálido campo de energía ya no pude ver ni leer la sustancia de vida de aquel pasado. Sentí una conmosión, en lo más recóndito de mí buscaba algo determinado y sabía con exactitud lo que era. Pero hasta ese momento, no lo había encontrado en este viaje a través de Egipto, ni tampoco en la Cámara de los Reyes de la Pirámide de Keops, que habia visitado por primera vez a principio de los años ochenta.

Por la noche, nos sentamos en silencio en el balcón de nuestra habitación del Winter-Palace-Hotel, y disfrutamos el calor seco. En esos momentos mágicos, en los que el sol retiraba con suavidad sus cálidos rayos del valle del Nilo, inmersos en una atmósfera apacible, viajamos al país donde reposa la luz.

En el crepúsculo, en esos místicos momentos, cuando la noche abraza el día, el cielo se engalanaba con innumerables y delicadas tonalidades doradas. La estrella vespertina brillaba diáfana, la noche de un profundo azul índigo se posaba suave sobre el paisaje. Yo me hice uno con la belleza del firmamento estrellado y con la suave brisa del desierto que acariciaba nuestra piel. Era siempre el mismo ojo que atento y asombrado miraba extasiado, a través del velo de la Vía Láctea, en las profundidades del universo, desde hacía miles de años.

Nuestro itinerario nos condujo en una gran barca Nilo arriba en dirección a Asuán. En cubierta disfruté del maravilloso paisaje, mi mirada se fusionó con la belleza arcaica de la región. A izquierda y derecha del río crecía una exuberante vegetación, pero el fértil paisaje, que adornaba las orillas del río como una franja verde brillante, terminaba abruptamente en el borde del gran desierto seco y arenoso. En el camino, reiteradas veces bajamos del barco y visitamos edificios y templos impresionantes, hasta que una semana más tarde llegamos a Asuán.

Era noche cerrada cuando salimos de Asuán en un autobús a las cuatro de la mañana, íbamos rumbo a Abu Simbel. Atravesamos una zona árida y seca, pasando cerca de una gran caravana de camellos que salió a nuestro encuentro en camino hacia el mercado de Asuán. Ya estaba amaneciendo, cuando el conductor se detuvo en medio del desierto y nos pidió que descendiéramos. En cuanto salí, un silencio indescriptible y placentero me absorbió y acarició con ternura mi alma. Esa madrugada en mitad del desierto experimentamos un amanecer inolvidable. Un delicado mar de luz despertaba el paisaje a la vida y lo sumergía en los más finos y maravillosos colores. Abrumado por miles de impresiones, una vez más me sorprendía la inconmensurable belleza de este planeta.

Pasamos varias horas en el magnífico templo de Abu Simbel. Me senté en silencio en una habitación larga, estrecha y baja, en la cual sabía, habían enseñado los sacerdotes. Atento escuché en espacios cósmicos y palpé en mundos invisibles, pero también aquí las viejas voces estaban apagadas. El lodo de las épocas había enterrado los Puentes de Luz del antiguo mundo.

Al día siguiente, de regreso a Luxor en barco, me encontraba solo arriba en cubierta, absorto en mis pensamientos. El guía, que nos acompañaba, se sentó a mi lado y me preguntó si estaba satisfecho con su trabajo. Era la primera vez que hablábamos en privado. Con discreción le planteé, que yo estaba especialmente interesado por lo que había acontecido en los templos del viejo mundo, y le pregunté si no había evidencias concretas en los jeroglíficos de estos numerosos templos.

Sorprendido, me miró con ojos agrandados por el asombro, y declaró que casi a nadie le interesaba esta información, y detalló lo que sabía de los sumos sacerdotes Semenchare y Meneruka, que habían gozado de gran poder e influencia política en su tiempo.

Cuando llegamos a Luxor temprano por la tarde, la mayoría de los pasajeros que terminaban aquí su viaje, abandonaron el barco. Un pequeño grupo había reservado un día más en el Nilo y entre ellos estábamos nosotros. Desde el barco observé a las numerosas personas, que con sus grandes maletas desembarcaban ruidosamente. Como un tapiz dorado el sol había extendido sus rayos sobre el Nilo, la suavidad de la luz era como una melodía de un mundo lejano. Pronto la apacible noche se había posado sobre el paisaje, el cielo saturado de estrellas parecía estar al alcance de la mano.

A la mañana siguiente navegamos por el Nilo, río abajo y poco antes del mediodía arribamos a Dendera. En un autobús nos dirigimos al Templo de la deidad femenina Nut. Nos paramos sobre la superficie plana del techo de este templo cuadrado, que se erguía como un gran cubo en el paisaje. Miré por encima la gran extensión de tierra fértil y a lo lejos vi el desierto, ese gigantesco y silencioso mundo, que inexorablemente definía el límite de la vegetación verde y de la gente que aquí vivían.

Desde una mezquita cercana oí la voz de un imán que cantaba, llamando a los fieles a la oración. La luz divina de las sagradas palabras del Corán brindaba a los hombres esperanza y fuerza.

Una hora más tarde nos dirigimos al destino final de nuestro viaje, el Templo de Osiris. Visto desde el exterior no era especialmente espectacular comparado con los templos que habíamos visto en Luxor, Esna, Kom Obmbo y Edfu. Caminamos por la gran sala, admirando los murales tan bien conservados y escuchando las descripciones de nuestro guía. Luego nos dirigimos a la parte posterior del templo y entramos en una habitación pequeña, pero allí tuvimos que esperar hasta que un grupo saliera y nos dejara sitio. No me agradó en absoluto esta muchedumbre, y me pregunté si no debía salir del templo y esperar afuera a que el grupo regresara. Pero esto no fue necesario. El guía dio una señal de avanzar y ya estábamos adentro.

En ese momento supe que había encontrado lo que buscaba. De inmediato me sumergí en una intensa luminosidad y me fusioné interiormente con esta alta vibración de luz. Sí, ¡había encontrado un Portal de Luz que daba al viejo mundo! Dejé de percibir el ruido de tanta gente que me rodeaba, estaba completamente absorto por esta alta y pura irradiación.

Apenas podía creerlo, pero las personas apiñadas en esta habitación estaban ciegas y sordas a esta luz sublime, ellos no la sentían y no la podían percibir. Pronto tuvimos que abandonar de nuevo este santuario, para hacer sitio al siguiente grupo que impaciente presionaba para entrar.

Una vez más, me daba cuenta de cómo la Luz de la Eternidad estaba oculta e invisible a los ojos mortales. Las infinitas profundidades sagradas eran y permanecen intocadas por el efímero y siempre cambiante mundo pasajero.

¡Increíble! Aunque cada día miles de personas se abrían paso ruidosamente en este pequeño recinto y cargaban la atmósfera con sus inquietos pensamientos, la inconmensurable belleza y pureza, la infinita, alta y noble vibración espiritual había permanecido intacta e intocada a lo largo de los siglos.

Había encontrado un rastro de luz que podía leer y entender. Se había levantado un velo del nebuloso pasado, una Luz Sagrada acariciaba mi alma. El Portal de una época remota se había abierto en Conciencia Planetaria y obtuve profundos e importantes conocimientos, también con respecto a mi...

Erscheint lt. Verlag 22.10.2018
Sprache spanisch
Themenwelt Literatur Biografien / Erfahrungsberichte
ISBN-10 3-7460-5180-0 / 3746051800
ISBN-13 978-3-7460-5180-2 / 9783746051802
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